El mejor verso, el que es contado en la yema de los dedos
solamente.
El poema más bello, el que sólo se piensa y no se escribe.
El mejor argumento, el que fue únicamente imaginado.
El renglón más logrado, el que no salió nunca del tintero.
El color más hermoso, el que queda atrapado en los pinceles.
La mejor melodía, la que no pasó nunca al pentagrama.
El sonido perfecto, el que no puede ser interpretado.
La mejor sensación, la no vivida nunca ni experimentada.
El beso más hermoso, el que nos dio miedo dar y nos guardamos.
El amor verdadero, aquél con el que nunca nos comprometimos.
El deseo más auténtico, el que no vimos nunca satisfecho.
El amigo de veras, ése que el corazón a nadie ha revelado.
La felicidad mayor, la imaginada.
La paz, la perseguida.
La mejor estrategia, la de un beso.
El estruendo más grande, el de una lágrima.
El silencio más amplio, un alarido.
La grandeza mayor, la de estar solo.
La mejor fortaleza, el aire libre.
La evidencia más clara, estar perdido.
El recuerdo mejor, el olvidado.
La añoranza más grande, la de aquello que quisimos tener y no tuvimos.
El mejor pensamiento, el que no osa llegar hasta la lengua y ser palabra.
La palabra mejor, la reprimida.
La respuesta mejor, la nunca dada.
La venganza más lúcida, la no llevada a cabo.
La guerra más lograda, la aplazada.
El mejor paraíso, el que no existe.
El dios más acertado, el no inventado.
La muerte más hermosa, la soñada.
El día más dichoso, el no vivido.
El sitio fascinante, sin duda el que no hemos visitado.
El camino mejor, el no pisado.
El futuro más cierto, la duda y el olvido.
La libertad más amplia, la de tu propio cuarto solamente.
El triunfo más inmenso, no ser nada.
La duda más atroz, haber vivido.(JJC)
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