sábado, agosto 31, 2013

Nos queremos?



En la vida, es importante manifestar un gran amor por la humanidad empezando evidentemente por las personas más próximas a usted. Esta actitud contribuye a crear vibraciones positivas que atraen la suerte hacia usted. Sin embargo, a menudo, esta bonita intención es ineficaz por una buena y simple razón: para querer a los demás, es necesario de entrada quererse a uno mismo. Esta es la base de una vida simple y feliz. Aprenda desde ahora a quererse.
Sin duda, usted ha oído a numerosas personas o ha aprendido por las tradiciones que el amor es la más grande y más potente de las fuerzas.

Esta aseveración es del todo cierta porque si usted consigue “impregnar” de amor todos sus pensamientos, sus palabras y sus actos, ¡podrá llevar una vida más agradable, atraer el amor, resolver sus problemas más fácilmente y conseguir alcanzar todos sus objetivos en todos los terrenos! Todas estas afirmaciones son exactas… Sólo que en la práctica, no siempre es fácil aplicar estas buenas resoluciones.

Si todo el mundo está, en general, de acuerdo en amar a los demás y/o hacerse amar, en realidad, cuando se trata de materializar este buen sentimiento, muchas personas se bloquean y no llegan a traducir en actos este amor que es ciertamente la energía más positiva y más constructiva que existe en el mundo la cual le permitirá realizar todos sus deseos.

Pero para querer a los demás, es necesario quererse de entrada a uno mismo y a menudo es ahí donde las cosas se complican. ¡En efecto, pocas personas se quieren a sí mismas o saben cómo hacerlo para conseguirlo! Quererse de entrada a uno mismo es por tanto la base de todo amor a los demás.

No consiguiendo quererse a sí mismas, la mayor parte de las personas no llegan a querer a los demás, o se fuerzan a amarlas de forma artificial y esto no dura mucho. Un amor forzado no da jamás nada y termina siempre por marchitarse y morir.


Aprender a quererse

Aprender a quererse a uno mismo, es al mismo tiempo fácil y complicado pero si usted decide seguir mis consejos, esto se volverá muy fácil rápidamente.

Aprender a quererse a uno mismo, consiste fundamentalmente, en aceptarse como uno es.

Aceptarse a uno mismo quiere decir tener conciencia de sus cualidades pero igualmente de sus debilidades. De hecho, hay que aceptar que no se alcanza la perfección ya que somos seres humanos.

¡Un ser humano es débil y es eso lo que justamente le da su fuerza! Para quererse, usted debe aceptar y trabajar sus debilidades para convertirlas en virtudes.

Practique estos consejos y, no sólo usted se querrá más sino que querrá más sinceramente a sus allegados y a la humanidad. Usted emitirá así vibraciones positivas.

¡Y emitiendo estas vibraciones positivas, no sólo usted se sentirá mejor, tendrá una mejor moral, usted combatirá mejor la enfermedad sino que además atraerá la suerte!


No rechace quién usted es

La etapa principal que permite quererse a sí mismo es por tanto, de entrada, no rechazar quién es usted… con sus defectos. Esto no es siempre fácil porque si bien es más cómodo reconocer sus cualidades, es generalmente difícil admitir y reconocer sus debilidades.

Encontrar sus debilidades es igualmente a la vez simple y complicado en función del estado de ánimo de la persona en cuestión. ¡Si esta se “resiste” negando o rechazando ver y aceptar que tiene debilidades, no hará ningún progreso y continuará sin quererse! ¡En estas condiciones, ella no podrá querer a los demás!

Recuerde siempre que querer a los demás no es simplemente un consejo prudente o una obligación moral sino un medio práctico y verdaderamente eficaz de mejorar su existencia, tanto físicamente (su salud) como materialmente (resolver sus problemas y ganar más dinero). Quererse a sí mismo es uno de los secretos básicos de la felicidad.


Aceptarse a uno mismo permite aceptar a los demás 

Querer a los demás quiere decir igualmente aceptarlos tal como son, dicho de otro modo admitir que como usted, ellos tienen ciertas debilidades y son humanos y por tanto tan amables como usted lo es. Ellos poseen igualmente una sensibilidad como usted.

Aceptar sus propias debilidades permite aceptar las debilidades de los demás y no mirarlos por encima del hombro. La aceptación de sí mismo permite permanecer humilde.

El hecho de permanecer humilde, de reconocer sus debilidades y aquellas de los demás permite ser humano, compadecer e interesarse sinceramente por los demás y sus problemas.

Esta actitud permite desarrollar una verdadera compasión por los demás, tomar conciencia de sus preocupaciones y reconocerlos como hermanos y seres humanos. Esta concepción de las cosas mantiene la llama de la humanidad en cada persona.

Mantener la llama de la humanidad nos impide caer en la indiferencia y el egoísmo que son los principales signos de la deshumanización de una persona.

Querer a los demás consiste por tanto en reconocer el hecho que ellos pueden tener debilidades como nosotros y mantener la conexión sutil que existe entre todos los humanos.

Tener conciencia de este vínculo que une a todos los humanos contribuye a reforzar el amor de sí mismo y recíprocamente. Esto debe permitir mantener conciencia en permanencia que las otras personas de su país (sus conciudadanos) y las personas fuera de su país (los extranjeros) son seres como usted con sus cualidades y sus debilidades, con sus sueños y sus deseos… ¡Como usted!

Los demás no son ni mejores ni peores que usted. Todos los seres humanos tienen los mismos deseos y quieren ser felices…. Como usted quiere serlo.


1 comentario:

Tatiana dijo...

El problema es aceptar esas diferencias que a algunas personas parece costar tanto.... sabes que te amooooo padre mío!!!