domingo, mayo 13, 2012

"Peor que la soledad es el vacío": Cruz Kronfly

"Necesito un antidepresivo para ese trino" fue la respuesta del tuitero @cuimbo a la frase "El precio de la autonomía y de la libertad es el vacío, mucho más grave que la soledad", que había acabado de poner en Twitter, apenas la dijo el pensador vallecaucano Fernando Cruz Kronfly.

El profesor de la Universidad del Valle fue el invitado de la Universidad de Manizales a su ciclo de conferencias para conmemorar los 40 años de la institución. El pasado jueves disertó acerca Del amor virtual y de otros procedimientos mágicos del imaginario.
En múltiples ensayos, Cruz Kronfly ha ahondado en que el mundo vive no una etapa de postmodernidad, sino de hipermodernidad o supramodernidad y plantea que se está pasando del ser binario, que necesita relacionarse con el Otro en términos filosóficos, al ser que él llama unario.
¿Por qué considera que el vacío es más grave que la soledad?
El vacío es como la ausencia del referente del Otro, en el sentido de una referencia fuerte, porque la referencia al Otro siempre es necesaria, es indispensable, ineludible. Cuando ese Otro se trata de minimizar va quedando un ensimismamiento en el que el vacío se acrecienta. Si esto se articula a la pérdida de sentido de la existencia, un rasgo de nuestro tiempo, el vacío es mayor, porque la existencia misma, mediante la cual el sujeto contemporáneo narciso se autorrefiere, ya carece de sentido. Las personas sienten que su vida tiene sentido, pero a largo plazo; el hedonismo y el gozo instantáneo de la vida tienen el frenesí del instante, le dan sentido al día a día, pero a los 30 años, o menos incluso, ha sido tanta la intensidad de la vida que cuando lo que sigue no aparece claro, se produce el vacío.
¿Eso les pasa hoy a los jóvenes?
Para los jóvenes de nuestro tiempo la idea de futuro no está muy clara, para ellos el futuro es como el fin de semana, esto suena a chiste, pero es verdad. Para un burgués del siglo XVIII, XIX y parte del XX el futuro estaba a largo plazo y su vida se debía para el futuro, acumulaba para sus hijos...
Por eso la casa...
La casa era un referente, pero el sujeto de nuestro tiempo vive en el presente, y el recorte del referente del tiempo es muy fuerte.
Y da la impresión que estos jóvenes tienen poco contexto del pasado.
Es que el pasado no les interesa. A uno se lo dicen cada rato: 'no me preocupo por el futuro porque el futuro no existe, y el pasado ya pasó, no tiene importancia, vivo es mi vida ahora'.
Pero dice que admira en esos jóvenes esa manera de gozarse la vida, ese hedonismo. ¿Qué es lo que lo asusta?
Me asusta que ese gozarse la vida carezca de horizonte futuro, el costo de ese frenesí de la vida es la desesperanza, es el vacío, pero al revés, hay personas que sopretexto de la esperanza en una salvación del alma, en el cielo, en una revolución futura sacrificaron su vida y no la vivieron. Esos muchachos quizás creen en la otra vida, pero no postergan el presente por esa otra vida y como no hay metas de futuro que impliquen sacrificio de su vida presente por el logro de esas metas, se dedican a vivir el instante. En el balance, creo que es mejor vivir el instante que sacrificar la vida por metas de futuro, a pesar de que el costo sea la sensación de vacío y la desesperanza.
¿Y en esto tiene que ver la pérdida de humanismo?
Sí, pero creo que se puede construir un humanismo distinto. El humanismo es un vestigio del antropocentrismo, pero me siento más consustancial con la naturaleza, no me creo tan antropocéntrico. No soy orientalista, ni panteísta, pero cuando estoy con los animales me siento como parte de la misma naturaleza.
Pero en la definición tradicional de humanismo...
Si el humanismo es la literatura, es la filosofía, es la ciencia humana, estamos hablando de otra cosa, y si es así, me parece que la literatura le da mucho sentido a la vida, escribir, hacer literatura o pensar. Un proyecto humanista sería esforzado y ahí viene el primer problema, no es fácil. Hay que leer y meditar, pero estos muchachos dicen que no se sacrifican por nada, con valiosísimas excepciones, porque conozco muchachos que sacrifican su tiempo y se amanecen leyendo y pasan delicioso, aunque no consiguen novia fácil y en Cali menos porque son pensantes. Y como Cali es una ciudad tan banal, porque terminó siendo un buen bailadero con obispo, la admiración por el hombre culto o por la mujer culta, prácticamente desapareció.
¿Esos jóvenes pensantes sí le ven sentido al largo plazo?
A esos muchachos que se dedican a la lectura, a la escritura los veo con una vida con mucho sentido, se gozan la vida también, pero dedican parte sustancial a la lectura, a la meditación reflexiva. Ahí hay esperanza y no hay vacío, la vida tiene sentido, pero un sentido no trascendental sino como el que tiene para mí ir a tomarme un vino a un restaurante con mi esposa o con unos amigos, o ir a comprar aguacates a un supermercado. He logrado destrascendentalizar mi vida, porque fue muy trascendental, porque fui educado por los jesuitas. Así como no parece que soy profesor de una Facultad de Administración, tampoco parece que fui educado por los jesuitas, crecí en una casa liberal, tenía de dónde agarrarme hacia la recuperación del valor de la vida cotidiana.
Empezó su conferencia destacando logros de la modernidad -libertad, igualdad, dignidad- y terminó casi sentenciando que estos están en peligro por el sujeto unario que predomina en nuestro tiempo.
El mundo moderno arrojó la idea de una humanidad universal de la que hacemos parte todos por igual. Esa construcción es filosófica, pero también política y jurídica. Desde la filosofía se hablaba de la igualdad, de la libertad humana y eso iba soportado por modificaciones jurídicas y reformas constitucionales garantes de que eso se cumpliera, pero no es tan fácil porque hay una resistencia al reconocimiento de la igualdad humana en diferentes escenarios. Por ejemplo, hoy un tema de punta es el de los derechos humanos en el trabajo, cosa que se consideraba ya conseguida. Por supuesto, no es lo mismo la situación de valores en el mundo esclavista o en el medioevo que en la modernidad, en esta por lo menos existen esos referentes de tipo filosófico-político y jurídico-político, para que hombres y mujeres hagan valer la igualdad, la libertad, el respeto y la dignidad a la que tienen derecho.
¿Que tan cerca ve que eso se pueda dar?
Estas conquistas del mundo moderno son ambivalentes y no se dan fácilmente. Ambivalentes porque mientras reconocen esos derechos se niegan al mismo tiempo, es paradójico. Si le pregunta a un empresario si él reconoce la igualdad, la libertad, el respeto y la dignidad de los seres que trabajan en su organización, retóricamente va a decir que sí, pero en la realidad no lo ves plenamente. De todas maneras ahí está el Código laboral, los códigos de ética de las mismas empresas que quedan prisioneras de esos códigos porque no los pueden negar. Las organizaciones empresariales cumplen con la ley, incluso están por encima de la ley en términos económicos, pero el maltrato verbal, gestual, de todo orden es diario.
¿Conoce casos?
Conozco, y no solo por la base de las organizaciones, sino que a mi oficina llegan consultas de gerentes de empresas, destruidos por presidentes de compañías por maltrato, terminan con psiquiatra. Tengo cuatro casos, que nunca había tenido en tan corto tiempo, en cosa de seis meses, de cuatro gerentes que fueron destruidos. Cuando el presidente de la compañía les dice que no sirven para nada, esas personas se revientan y terminan con psiquiatra. El maltrato es diario y eso vulnera el respeto y la dignidad humana, más que la libertad y más que la igualdad.
La escritura
Fernando Cruz Kronfly no es solo un ensayista respetado en el continente por sus escritos sobre el ser humano moderno, sino que su vena literaria va a la par y sus escritos han trascendido las fronteras.
Cuenta que escribe por lo menos cuatro horas diarias, actividad que acompaña con el derecho laboral que practica y la academia. Llega a la Universidad del Valle casi a las 6:30 de la mañana. "Les ayudo a abrir las puertas a los vigilantes", bromea.
Confiesa que tiene unas seis novelas inéditas. "Soy como imbécil en eso, no creo en las grandes editoriales, creo más en las editoriales de resistencia, alternativas o en las universitarias. A los que le apuestan al sentido estético de la literatura, buena, regular o mala, pero con sentido estético".
No obstante, acaban de publicarse dos novelas suyas. Una en España, La vida secreta de los perros infieles, que salió a la luz hace un mes en Madrid, con un título extraño para ser obra suya, dice.
Y hace una semana se presentó en Medellín la novela Destierro, de la editorial Sílaba, que parece escarbar en su ancestro árabe. Su novela La ceniza del libertador, de 1987, fue reeditada en el 2008 por la Universidad de Caldas.
Frases de su conferencia
  • "Quien 'navegando' trae a su presencia un cuerpo en la pantalla del chat, de alguien que se ofrece allí en acto aunque el vacío absoluto de su materia cumple con el ritual de gozar imaginando, de la misma manera que los ancestrales despellejaban gozosos en los muros los bisontes que no estaban ahí".
  • "Pronto estaremos olfateando el cuerpo que no está presente, saboréandolo, tocándolo, como un plus adicional al ver y al escuchar lo que, aún así, no se encuentra ahí. Sabemos que el desarrollo de la tecnología ya lo está haciendo posible."
  • "Estamos avanzando hacia la consolidación de un nuevo tipo de subjetividad, basada en el narcisismo hedonista que se refugia en lo 'virtual' para escapar del peso de lo material".
  • "La mujer o el hombre que se invocan y luego brotan para ofrecerse al placer en la pantalla del chat, son reales en cuanto existen como imagen visible en movimiento y en acto de todo aquello que está sucediendo en ese mismo instante en otra parte, mediante gemidos y palabras audibles y temblores y pellejos visibles sin necesidad de su material presencia".
  • "Estamos en presencia de muy refinadas ayudas audiovisuales en el terreno de la sexualidad, en una época en la que se ha producido una radical separación entre sexualidad y amor, subsiguiente en términos históricos, a una anterior ruptura entre cuerpo y sexualidad".
  • "No hay pues Yo sin Tú, aunque ese Tú en el amor virtual sobremoderno sea una muñeca imaginaria detrás de la pantalla caliente, pero vacía de materia".
  • "Es más cómodo el clímax, más barato, más libre y autónomo sin el peso constante del Otro. No deja apegos, historia ni residuos".
  • "Pero el chat se ha metido por la mitad, coexiste con otras formas de placer y se impone como opción para la inmediatez del goce que huye de cualquier inversión de tiempo y dinero en seducción, en continuidad del vínculo que deja residuos y saudades. Se ofrece como una alternativa a la timidez, a la necesidad del 'ya mismo' y del frenesí del instante, al ahorro de la conquista, a la infidelidad inofensiva de puro pensamiento, o incluso aupada por la pareja, a la curiosidad sin límite acerca de lo íntimo insondable, que por provenir del deseo siempre renace, es legítimo y no tiene cura".

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