Por períodos podemos caer en un estado en donde perdemos las esperanzas, motivación y las ganas de seguir. Entramos en un estado negativo donde nos olvidamos de cuales son nuestras metas, sueños y de porqué estamos siguiendo el plan que estamos siguiendo, es decir, perdemos el enfoque.
Cuando esto sucede nos sentimos desorientados, como si todo esfuerzo que realizamos no sirviera de nada y lo único que queremos es renunciar, rendirnos y abortar el plan, sobretodo cuando no obtenemos señal de que vamos por buen camino o cuando no hemos obtenido los resultados que esperábamos en menos tiempo del planeado, perdemos la paciencia y nos desesperamos.
Al entrar en este estado negativo lo que sucede es que nos hemos sintonizado con el tiempo errado, es decir, con el pasado o con el futuro, olvidando que el único momento que importa realmente es el presente.
Vivir enfocado en el momento y en el momento presente dando cada paso a la vez y obteniendo las experiencias, la información y la pauta para seguir avanzando en la consecución de aquello que deseamos, haciendo aquello que nos hace sentir bien y agradeciendo por todas las oportunidades nos acerca a la posibilidad infinita que el universo nos ofrece cada minuto.
Al asustarnos y preocuparnos por el futuro bloqueamos el flujo de creatividad, motivación y fuerza de voluntad que necesitamos para hacer lo que tenemos que hacer, de la misma forma vivir lamentándose por el pasado nos aleja y nos cierra las puertas a las posibilidades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario