Donde vivo
ya no hay lugar,
sólo una orilla
donde los fríos amenazan
con romper el insomnio,
tampoco hay imagen
ni sueño que duerma
en pesadillas oscuras,
no se pueden rebosar
los límites
para agotar los sonidos...
los recuerdos
siguen punzando
y como tales no admiten
ni besos ni abrazos,
tampoco hay barcos
ni arenas
porque no hay puertos
y las ilusiones
se liberan apasionadas
en medio de cuerpos
acariciables
que se convierten
en lejanas seducciones,
en sueños de despiertos
bohemios....
con imágenes
inacabables,
inalcanzables,
inconmensurables
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